La Corte de Apelaciones de Connecticut ha dictaminado que un pacto de 1995 acordado por dos hermanas viudas para dividir las futuras ganancias de juego de cada una sigue siendo vinculante a pesar de que ya no se hablan. Boston Herald, 02/04/2008
El caso de Sokaitis v. Bakaysa lo tiene todo: dinero, una amarga disputa familiar, mucha suerte y una interesante controversia legal.
En 1995, la demandante y la demandada, que son hermanas, crearon y firmaron un acuerdo por escrito en el que prometían compartir por igual las ganancias de lotería de la otra.
Como el destino lo tendría, 10 años después, el hermano de la demandada, Rose Bakaysa, ganó $500,000.00 en Powerball. Rose aparentemente tenía un acuerdo similar con su hermano y recibió $249,999 (menos impuestos) de su boleto ganador. Rose aparentemente no compartió ninguna parte de los $249,999 con su hermana, como había prometido hacerlo en 1995.
El problema en este caso fue una ley de juego aprobada en 1902 que prohíbe acuerdos para dividir o compartir dinero ganado en cualquier juego. Conn. Gen. Stat. Sec. 52-553
La corte de apelaciones sostuvo en una decisión de 2-1 que la ley de juego no se aplica al acuerdo entre las hermanas y devolvió el caso al tribunal de primera instancia.
Esto significa que las hermanas continuarán su lucha ya sea en el tribunal de primera instancia o en la Corte Suprema de Connecticut.
Creo que The Notorious B.I.G. lo dijo mejor:
Es como que cuanto más dinero encontramos
Más problemas vemos
Este es verdaderamente un caso de “Más dinero, más problemas”.