“Recuerdo el escalofrío de estar parado en la parte trasera de una abarrotada Iglesia Congregacional de Asylum Hill en una fría noche de diciembre pasado, escuchando a Tim Hollister pronunciar el elogio fúnebre por su hijo perdido, resumiendo una vida que terminó demasiado pronto.” – Rick Green, Hartford Courant, 08/01/2008
También recuerdo y nunca olvidaré el escalofrío de esa tarde de otoño tardío en una fría noche de diciembre, en la parte trasera de la Iglesia Congregacional de Asylum Hill. Me redujeron a lágrimas escuchando a Tim.
Te animo a que leas el artículo de Rick Green que puedes encontrar haciendo clic [aquí](https://www.courant.com/news/connecticut/hc-xpm-2008-01-08-0801080174-story.html).
No estoy tan lejos de las alegrías de obtener mi licencia de conducir y las libertades asociadas que provienen de poder conducir a donde quieras, cuando quieras. En 1996, cuando obtuve mi licencia, las leyes me permitían plenos privilegios de conducción. No había toque de queda (aparte del impuesto por mis padres), ninguna limitación en la cantidad de pasajeros que podía tener en mi automóvil y ninguna limitación en dónde podía conducir.
En muchos aspectos, ser abogado ha cambiado quién soy como persona, pero en ningún aspecto mayor que mi aprecio por el riesgo. La edad y la experiencia tienden a hacer esto con una persona.
Mirando hacia atrás, a los 16 años, era incapaz de entender los riesgos asociados con la operación de un vehículo automotor. Mi vida y la de quienes me rodeaban estaban en peligro con cada pasajero menor de edad adicional en mi vehículo. Sé que mis amigos me distraían de mi capacidad para concentrarme en la conducción.
Espero con interés leer las recomendaciones del Grupo de Trabajo sobre Conducción Segura del Gobernador. Espero que el Gobernador y la Legislatura escuchen y sigan los consejos de Tim Hollister y el Grupo de Trabajo sobre Conducción Segura del Gobernador. Me resulta difícil imaginar que alguien que estuvo en la Iglesia Congregacional de Asylum Hill esa tarde de diciembre pasado, o que esperó en fila durante horas en el frío para rendir homenaje a Reid Hollister, pueda sentirse de manera diferente.